No puedo odiar la hipocresía, porque me odiaría a mí mismo.
No puedo odiar la casualidad, porque odiaría aquello que me acercó a ti.
No puedo odiar el amor, porque se me imposibilita odiar algo que tal vez nunca he conocido.
No puedo odiar la hipocresía, porque también te odiaría a ti y odiarte a ti no puedo.
Puedo amar los celos y automáticamente te estaría amando.
Puedo amar la poesía y así amaría cada palabra que sale de tu boca.
Puedo amar el pasado y estaría amando todo lo que me convirtió en la persona que hoy soy.
Puedo amar los errores y por ende, amarme a mí mismo.
Podría, pero no puedo.